La división Special Projects ha tomado como punto de partida el Ferrari 812 Superfast y por si fuera poco lo ha llevado un paso más allá hacia el olimpo de la exclusividad. Las líneas radicales del deportivo italiano han sido matizadas bajo un filtro retro y el resultado es uno de los coches más bonitos del año.
Sin techo ni parabrisas, los Ferrari Monza SP1 (monoplaza) y Monza SP2 (biplaza) se convierten en la forma más pura de disfrutar de la conducción sintiendo en la cara todas las sensaciones que estas máquinas son capaces de ofrecer. Literalmente.
Las líneas son inequívocamente clásicas con un frontal afilado y bajo, una gran parrilla en la parte inferior, faros reducidos a la mínima expresión y pasos de rueda muy prominentes. Tras los asientos se ubica un (o dos) arcos de seguridad que le dan ese aspecto de barchetta y en la zaga los pilotos se han convertido en una línea continua que va de lado a lado. Por abajo un enorme difusor enmarca cuatro salidas de escape, dos en cada extremo.
Bajo su esbelta carrocería se esconde un rabioso motor de 12 cilindros en uve a 65º de aspiración natural de 6.496 centímetros cúbicos capaz de ofrecer unas cifras que rozan el erotismo junto a su sonido: 810 CV a 8.500 rpm y 719 Nm a 7.000 rpm trasmitidos exclusivamente sobre las ruedas traseras. 10 CV más y 1 Nm extra con respecto al 812 Superfast.
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